21 marzo 2014
14 marzo 2014
#Chica de serie B, 2
¡¡Señora, señora!! ¡¿Pero qué hace? ¿No ve que ya está aquí
el tomo 2 de la chica esa de serie B? Ande y no moleste.
Sí, la cosa esa del cómic con los amparismos y mucho
autobombo tanto del primer tomo como del segundo, y la arqueóloga y los
zombisaurios, y los lagartos de V y, y… y claro, siendo Sarnago como es, no
podían faltar las tetas y culos a diestro y siniestro, y el propio Sarnago
dibujado, muy machote él, como superhéroe incluso, (faltaría más, menudo es).
Bueno, ¿y qué es esto de #Chica de serie B, 2?
Pfff… ¿cómo te diría yo?... ¿No te has leído #Chica de serie
B, 1? ¿No? Mmmm… ¿Y has probado a buscar en Wikipedia? Ah, que no viene… Bueno,
pues #Chica de serie B, 2 es, como el 2 indica, la segunda y cronológica parte
de unas tiras que en origen se publicaban on line y que con el tiempo Sarnago
vio que tenía la posibilidad de publicarlas en cartoné y se dedicó a fundir
cuervos para conseguir la pasta necesaria para ese fin con la ayuda del señor
Verkami.
En este segundo tomo, aparte de “alguna” referencia a la
trama del primero, tenemos también referencias a la cultura popular de los 80, 90,
cómics de superhéroes (Batman, Superman, Spiderman (la saga del clon es
importante aunque no hace falta haberla leído –de hecho yo no la he leído–) … y
tampoco es necesario haber leído cómic alguno aunque, en ese caso, ¿qué haces
leyendo la reseña de un cómic?), series de televisión y, sobre todo, lo que hay
en este cómic son reflejos de lo que le pasa al autor en su día a día: dibujar
las viñetas, el sexo con su novia arqueóloga, sus intentos de ganar perrillas
como comercial de Energía Azul, la promoción y problemas para editar su primer
tomo, parkour, su aparición en Un país
para comérselo, sus aventuras como Superior Sarnago acompañado por
Kick-My-Ass-Girl…
Y tetas y culos…
La reseña completa, aquí.
11 marzo 2014
Lolito
Confieso que lo
primero que me hizo acercarme al libro fue el título. Me hizo gracia. Me hizo
mucha gracia. Me atrajo especialmente, aunque todavía no había decidido si
leerlo o no.
Confieso que no
esperaba un comienzo así:
“Lolito, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío,
alma mía. Lo-li-to: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde
el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes.
Lo. Li. To.”
(Y lo cierto es que no
lo tiene).
Confieso que leyendo
la contraportada, mis dudas se disiparon, y no precisamente porque en ella se
compare a Lolito con El
guardián entre el centeno, no. (Es más: El guardián entre el centeno
es uno de los pocos libros que he leído dos veces. La primera, de muy joven, cuando
no sabía nada acerca de todo lo que rodeaba a ese libro. La segunda, porque no
lo recordaba bien y quería comprobar si de veras era para tanto. No lo era.
Estaba sobrevalorado y punto).
Lo que me decidió fue
saber que Etgar, pues Doloros no es el nombre del trasunto de Holden Caulfield
en este libro, es un quinceañero que ve documentales y videos sádicos; bebe
Nesquik de fresa (¿de verdad existe eso?) y piensa como lo haría un adulto
algunas veces (incluso a un nivel mayor que muchos adultos) pero también tiene
actitudes y comportamientos propios de un chico de 15 años o menos, que se
emborracha y se aburre mucho.
Etgar tiene una novia,
Alice, pero durante los cuatro o cinco días de vacaciones de Pascua en los que
transcurre la historia ella se va con su familia a Antigua y él se queda sólo
en casa con Admunsen, su perro. Será entonces cuando metiéndose en Facebook descubra
que Alice le ha sido infiel y, entre cabreado y aburrido, solo querrá quedarse
tumbado en la cama y navegar por los
chats adultos de sexo. Adultos, sí, nada de adolescentes. Le duele Alice, pero
no quiere verla más. Que te jodaannnnnnnn, Alice.
No creo que
debamos ser amigos porque te he visto el coño y sería raro. Cuando se me olvide
cómo es podremos ser amigos, pero a lo mejor entonces ya seremos viejos.
La reseña completa aquí.
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