Me gustan los libros de cuentos o
relatos cortos. Pero que sean cortos de verdad. Ahí está la gracia. Porque, si
no te gusta uno de ellos, sabes que después vendrá otro, -con otra historia, otros
personajes, otro ambiente, aunque siga enmarcado en el mismo género o
temática-, que tal vez sí te guste. Y si no, otro y otro… (aunque no sería la
primera vez que en un libro casi la totalidad de cuentos merecieran la muerte
más cruel).
Por otro lado, si te gusta se
acaba demasiado pronto… y eso provoca que te guste más.
Dicho esto, vamos a entrar en
materia. No conocía, ni siquiera de oídas, a Enrique Serna pero la sinopsis y
la portada eran lo suficientemente tentadoras como para hacerle ascos. Además, según
me informaron mis fuentes, Serna pasa por ser uno de los diez mejores
escritores de relatos de México de los últimos veinte años. Ahí es nada. Y,
bueno… no conozco a todos los escritores de relatos de México de los últimos
veinte años, ni de los últimos cinco… ni de los últimos dos… pero, tras la
lectura de La ternura caníbal, tengo claro que quiero leer más cuentos de
Enrique Serna.
Porque el autor aborda
magistralmente en estos diez relatos historias de parejas, y no del todo
convencionales, que también, sino de lo más variopintas. Todas ellas,
absolutamente todas, se nos muestran con tintes de un amor viciado, corrompido
por el uso, el abuso e incluso el desuso. No estamos ante comienzos de romances,
donde todo es bonito y de color de rosas y nadie deja escapar sus ventosidades.
No. Las historias de Corín Tellado están en el pasillo de al lado. Por el
contrario, serán el paso del tiempo, la rutina, el egoísmo, el odio, la
envidia, los engaños, rencores, pequeñas venganzas, la falta de respeto…los
hitos que marcarán el hilo de cada uno de los relatos de una manera clara,
identificable, veraz, incisiva y doliente. Por desgracia, como la vida misma.
He llegado a leer alguna crítica
en la que se remarca que el lector soltará más de una carcajada. Para nada. Los
cuentos de Serna son muy duros por la forma realista en la que se cuentan y por
lo que se cuenta. Cierto que algunos de ellos son llevados demasiado al extremo
de cara al final, pero eso también forma parte del encanto de los cuentos
cortos, y en este caso, no los perjudica.
La reseña completa en LyL.
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