La carrera del siglo

 

Me encanta correr. O me encantaba cuando podía hacerlo. Era una forma de sentirme vivo, rápido, y era yo quien tenía el control, quien decidía cuando darle caña a la cosa o cuando bajar el ritmo. Lo cierto es que era rápido. Era yo de los de la velocidad, no de carreras largas, no de resistencia y desde luego, para nada de maratones ni medias maratones. Nada de fondo. Esas me gusta más verlas. Y leerlas.

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Mussa. La última historia

 

Si os gusta la mitología griega aderezada con algo de la nórdica y un poco de cristianismo ya añejo, no podéis dejar pasar la actualización del mito de Medusa por un servidor: Mussa. La última historia.

El juez Aurelio

 

«El juez Aurelio» no se mezcla con la vida. Es un hombre solitario al que apodan la Sombra. Nació en Ávila, hará unos sesenta años, va a misa cada domingo y le gustan las yemas de Santa Teresa y los pollos asados (estos últimos los come con el auténtico placer de quien sabe que no lo ve nadie, pues vive solo en una buhardilla alquilada y rehabilitada de ochenta metros, los viernes). Bebe tres riojas al mediodía, dos en la comida, tres o cuatro hacia las siete y dos ginebras antes de acostarse, pero todavía no llega a ser un alcohólico, o eso dice su psiquiatra, que le ha recomendado socializar y apuntarse a algún taller y por eso se ha inscrito en un grupo de senderismo de montaña con gente de su edad.

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