20 agosto 2013

¡Odio el gym!



¡Odio el gym! Así, entre signos de admiración, grito al viento con enfado…
En realidad, no lo odio (creo). Voy cada vez con menos ganas, me cuesta más, soy perezoso… Lejos están los primeros días en los que era una actividad nueva y acudía con la mochila con una sonrisa en la boca dispuesto a sudar la gota gorda para esculpir el cuerpazo… que aún no tengo.
Cuatro años después, la rutina se ríe de mí. Ni siquiera los cambios del repertorio musical, que de vez en cuando hago en mi reproductor de mp3 para luchar contra la también rutinaria y machacona música de los 40 que atruena el gimnasio, pueden con ella.
Pero sigo yendo. Soy más fuerte que todo eso… Eso y que además tengo un año más pagado y no lo voy a desperdiciar…

¡Odio el gym! es ideal para cuidarse, para hacer ejercicio sin tener que acudir a gimnasios ni tener que comprar mancuernas, esterillas y otras zarandajas con las que entrenarse en la propia casa y dejarse los cuartos en tiendas de deporte.

La reseña completa en LyL.

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