Confieso que lo
primero que me hizo acercarme al libro fue el título. Me hizo gracia. Me hizo
mucha gracia. Me atrajo especialmente, aunque todavía no había decidido si
leerlo o no.
Confieso que no
esperaba un comienzo así:
“Lolito, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío,
alma mía. Lo-li-to: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde
el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes.
Lo. Li. To.”
(Y lo cierto es que no
lo tiene).
Confieso que leyendo
la contraportada, mis dudas se disiparon, y no precisamente porque en ella se
compare a Lolito con El
guardián entre el centeno, no. (Es más: El guardián entre el centeno
es uno de los pocos libros que he leído dos veces. La primera, de muy joven, cuando
no sabía nada acerca de todo lo que rodeaba a ese libro. La segunda, porque no
lo recordaba bien y quería comprobar si de veras era para tanto. No lo era.
Estaba sobrevalorado y punto).
Lo que me decidió fue
saber que Etgar, pues Doloros no es el nombre del trasunto de Holden Caulfield
en este libro, es un quinceañero que ve documentales y videos sádicos; bebe
Nesquik de fresa (¿de verdad existe eso?) y piensa como lo haría un adulto
algunas veces (incluso a un nivel mayor que muchos adultos) pero también tiene
actitudes y comportamientos propios de un chico de 15 años o menos, que se
emborracha y se aburre mucho.
Etgar tiene una novia,
Alice, pero durante los cuatro o cinco días de vacaciones de Pascua en los que
transcurre la historia ella se va con su familia a Antigua y él se queda sólo
en casa con Admunsen, su perro. Será entonces cuando metiéndose en Facebook descubra
que Alice le ha sido infiel y, entre cabreado y aburrido, solo querrá quedarse
tumbado en la cama y navegar por los
chats adultos de sexo. Adultos, sí, nada de adolescentes. Le duele Alice, pero
no quiere verla más. Que te jodaannnnnnnn, Alice.
No creo que
debamos ser amigos porque te he visto el coño y sería raro. Cuando se me olvide
cómo es podremos ser amigos, pero a lo mejor entonces ya seremos viejos.
La reseña completa aquí.
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