Ha sido toda una suerte y una casualidad encontrarme con
Prohibido excavar en este pueblo. Me llega un poco tarde pero no importa porque
en lo básico coincide con “mis labores de documentación”. (Hace unos meses
acabé de escribir la continuación de mi novela Valeria, y uno de los escenarios
era la extraña iglesia de Rennes-le-Château. Desde que tuve conocimiento de su
existencia supe que iba a formar parte importante de mi trama y es que tanto el
cura, como la iglesia, como todo lo que rodea a estos, da para varios libros y
programas de Cuarto Milenio).
Y he aquí encuentro este libro de Óscar Fábrega para
intentar arrojar algo de luz a tanto misterio, un misterio tan interesante que
te atrapa y no te suelta.
Pero… ¿cuál es ese misterio?
A finales del siglo XIX, Bérenguer Saunière, humilde cura
francés, se hizo enormemente rico gracias a algo que encontró en su iglesia,
dedicada, por cierto, a la Magdalena. Nadie vio tesoro alguno (incluso hay
investigadores que afirman que no hubo tesoro realmente) pero el cura empezó a llevar una vida de lujo,
reformó su iglesia, compró terrenos adyacentes y construyó en ellos edificios
que desentonaban con el entorno, cambió de sitio algunas lápidas del cementerio
y borró completamente una… Muchos vecinos están convencidos de que Saunière fue
incapaz de gastar toda la fortuna a pesar de todos los gastos en los que
incurrió.
La noticia atrajo a muchos “buscadores de oro”. Tantos que
Rennes-le-Château tiene un subsuelo más parecido a un queso gruyere que a otra
cosa, de ahí que el alcalde tuviera que prohibir las excavaciones en el pueblo.
Reseña completa en LyL.
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