Corría el 2018, concretamente un 15 o 16 de octubre, según se mire, a la salida de los Premios Planeta, cuando contento como iba yo tras haber cenado y asistido a la gala de entrega y rueda de prensa, oi una voz que me llamó. Me extrañé porque en Barcelona no conozco a nadie, salvo al grupo de periodistas con el que iba y con el que solo me junto esos días. Así que al girarme hacia la voz me encontré con un melenudo y una chica que supuse que era su novia. Avancé hacia él, llevándome disimuladamente la mano hacia la Glock 26 9 mm Parabellum (nunca salgo de casa sin ella, especialmente cuando voy a zona de guerra, disturbios post 1-O, huelgas y otras cosas bonitas del estilo) y comenzamos una breve charla.
Reseña en LyL
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