Todos hemos mamado porno y es cierto, como se recalca en la novela, que su consumo se inicia cada vez a más temprana edad. Pero antes no era tan accesible como ahora, que a golpe de clic se pueden buscar los vídeos que se quieran, por muy raros que sean los gustos de uno. Y, para ser sinceros, ¿quién a estas alturas no ha participado en un par de bukkakes o en un glory hole o en tres o cuatro gang bangs?*
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