¡Ay, el fin del mundo! ¡Qué pena que no estemos aquí para verlo y subir semejante evento mundial a nuestros instas, ¿eh?! Estaremos más ocupados intentando ponernos a salvo en un búnker bajo tierra para resguardarnos del hongo atómico, o poniendo tierra por medio pisando el acelerador evitando los meteoritos que nos pasen rozando y abriendo cráteres por aquí y por allá, o afinando nuestra puntería contra los cráneos de una masa zombi unificada que ha olido nuestro sabroso y apetecible cerebro…
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