Tras esa cuesta, encontramos las mejores vistas del día. Costó mucho subirla con la bici a cuestas. Bajarla después de la granizada y de que todo se empantanara, costó mucho menos. Casi sin quererlo...
Tras estas líneas, la lluvia y el granizo ya habían hecho de las suyas y habían convertido el seco terreno arcilloso en un barrizal en el que era imposible moverse...
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