MI HIJO ERA DE ETA
Jose Ramon Goñi Tirapu
Editorial Espasa
Ensayo biográfico-político y social, drama familiar, conflicto vasco,
197 Páginas
Recuerdo que oí en un programa de radio que cuando allá por 1992 se estrenó Reservoir Dogs (Tarantino), Wes Craven (el director de Pesadilla en Elm Street entre otras) abandonó la proyección en la famosa escena de la oreja. Él aducía que Freddy Krueger era un personaje inventado y que lo que acababa de ver en la pantalla recreaba una escena real. Recuerdo que yo pensé “menudo g… Lo de Tarantino sigue siendo ficción”. (Que conste que, a pesar de lo que viene a continuación sigo pensando exactamente lo mismo. La ficción es ficción sea más o menos creíble).
No creo que me equivoque si afirmo que Mi hijo era de ETA es el libro de no ficción más duro que he leído en bastante tiempo. Y no porque haya destripamientos, amputaciones y escenas gore, que no los hay, sino porque es algo real que tiene detrás muchos muertos, heridos y familias destrozadas, que día tras día eran portada de periódicos y sobremesas del telediario. Es muy duro tanto por la realidad y trasfondo social de lo que cuenta, como por el lado emocional, que atenta directamente a la patata.
“No puedo llorar por la muerte de un hijo, porque está vivo, aunque en es momento sienta que algo de él ha muerto para mí; no puedo liberarle de un secuestro porque no está secuestrado, se ha ido voluntariamente, y no puedo tampoco sentir compasión de él, porque presumo que es un terrorista. Sin embargo, es mi hijo, el hijo al que he visto nacer y crecer, el mismo por el que daría la vida. Es un dolor imposible de aliviar con el llanto…
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