348 páginas
Idioma: Español
Formato: 13 x 20 cm.
Presentación: Rústica con solapas
Soy muy dado a las historias con
perro. No a las de aventuras tipo Colmillo
blanco o Cujo (aunque a las de
este tipo también, pero no es esa la clase de historia a la que me refiero
ahora). Hablo de historias como las de Jiro Taniguchi en su cómic Tierra de sueños o como de la muy
recomendable peli de Richard Gere Siempre
a tu lado, Hachiko. Historias que sabes que te van a hacer llorar porque se
centran en la especial relación que se cuece y se enriquece entre hombre y
animal, desde que el animal es cachorro, viéndolo crecer, jugando con él, educándole,
observando los descubrimientos que va haciendo en el mundo, cómo hace lo suyo
dónde no debe… hasta que muere. Y claro, sale la lágrima.
Por eso, cuando leí la sinopsis
de Te
daba por muerto dónde decía que Paul era un desastre, divorciado, en
deplorable forma física, penosa salud, con problemas de impotencia, con una
relación inestable…, pero que tenía una perra, Stella, que le escuchaba y no
sólo eso, sino que le daba su opinión, pensé que el libro iba a merecer la pena
por tener a un perro y además un contrapunto humorístico.
Y lo cierto es que el libro está muy
bien y merece la pena y las veces en las que Stella interviene, tienen su
gracia. Pero no es el libro de perros que creía que iba a ser. Y eso no quiere
decir que el libro sea malo, eh, ojo. Es simplemente que conviene avisarlo. Así
pues, hecha la debida aclaración, vayamos con el libro.
El peso de Te daba por muerto recae
por completo en la figura de Paul, el dueño, quien, aparte de todo el conjunto
de “virtudes” anteriormente mencionadas, es algo inseguro en la relación de
tres meses que mantiene actualmente con Tamsen, su novia no-novia.
Por si fuera poco su padre ha
sufrido un derrame cerebral y no se sabe todavía qué secuelas le dejará.
La reseña completa, en LyL.http://www.librosyliteratura.es/te-daba-por-muerto.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario