Desde que leí The
Sandman (mi desvirgamiento en el mundo del cómic adulto, junto con Predicador, esto ya lo he comentado
alguna vez…) no he dejado de seguir la pista de Gaiman. Eso no quiere decir que
haya leído todo lo que ha parido, no, –el cómic Batman: ¿Qué le sucedió al cruzado enmascarado?; el libro
(excelente y también reseñado aquí ) American
Gods y Buenos Presagios, escrito a
pachas con Terry Pratchet, reseñado aquí, son una pequeña muestra de esa pista
que voy siguiendo de lejos– pero mi secretaria me mantiene al tanto de sus
obras. Es lo menos que puedo hacer por el creador de ese gran universo en el
que transcurren las aventuras de Morfeo y que tan honda huella me dejó.
Y es que el problema de que lo primero que caiga en tus
manos cuando te dispones a descubrir a un autor sea una obra maestra que te
fascine tanto como la del rey de los sueños, es que esperas que lo siguiente
que leas de ese autor sea, al menos, del mismo nivel y tienes miedo de
decepcionarte. Por eso voy pian piano. (Y eso que American Gods, Batman… y Buenos
Presagios me gustaron).
Pero he aquí, que tenemos un… ¿remake, un dos en uno
remozado? un cuento cortito, apenas setenta páginas, primorosamente elaborado y
firmado por Gaiman y todas las reticencias y alertas de peligro se vienen abajo
y me tiro de cabeza. Así, como un valiente.
Reseña completa en LyL
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