Estamos ante una novela negra, otra más dentro de la
reciente oleada de novelas escritas por y sobre mujeres pero no solo para
mujeres, que ya desde la primera frase (“Catherine
se prepara para otra arcada”) nos advierte que algo está a punto de torcerse.
Concretamente los cimientos de una familia.
Catherine Ravenscroft es una prestigiosa documentalista, (al
igual que la autora, Renée Knight), inteligente, triunfadora y en la
cuarentena. Su hijo ha dejado el nido (o más bien le han empujado a hacerlo), y
ella y su marido Robert, se han mudado a un apartamento más acorde a esta nueva
situación. Además, acaba de recibir un premio por su último trabajo y se ha
tomado unos días libres para la mudanza y el acondicionamiento de su nuevo
hogar.
Todo parece irle a pedir de boca, pero no es así. Y no es
así porque Catherine lee un libro, Un
perfecto desconocido, que le engancha y llega a un pasaje que reconoce.
Algo que ella vivió y se preocupó mucho de tratar de olvidar. No lo contó a
nadie, ni siquiera a su marido. Creía que ignorándolo, no hablando de ello ni
contándoselo a nadie protegía a su familia. Pero en ese maldito libro ella es
la madafaca protagonista y alguien conoce su historia. Y aún hay más: ¿Cómo ha
llegado ese libro a ella? No recuerda haberlo comprado ni a nadie que se lo
haya prestado o regalado. Ni siquiera es una de las compras impulsivas que su
marido podría haber realizado en Amazon. Es un libro que parece autoeditado y
buscando en Internet al autor, no obtiene nada. Relee la primera página, que había pasado por alto:
«“Cualquier parecido con personas reales, vivas o
muertas…” La nota inicial está tachada con una línea roja bien trazada.”»
Reseña completa en LyL
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