Pensaréis que pierdo el culo detrás de todo libro en el que aparezcan
destacadas las palabras vampiro, Drácula, Transilvania, vurdalak, strigoi,
estaca o todo lo relacionado con ese palo. Pero no. Soy muy selectivo, creedme,
y he tenido que leer mucha mierda para llegar a desarrollar el fino sentido de
la intuición literaria a la hora de distinguir a la legua el oro del guano en
lo que a nosferatus se refiere.
El esfuerzo e inversión en tiempo ha merecido la pena pues
no hay mayor placer que beber una copa… (de vino no), a la luz de las
chorreantes velas de un viejo candelabro mientras suenan uno tras otro el
Requiem de Mozart, el de Ligeti, el Ave Satani de Goldsmith o los tristes y
tétricos acordes de la banda sonora que Wojciech Kilar
compuso para el Drácula de Coppola,
mientras te adentras y te pierdes en la lectura de un buen libro de
chupasangres.
Reseña completa en LyL.
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