Es imposible leer todos los cómics que se han publicado del
Caballero Oscuro desde su primer número, hace ya 80 años hasta hoy. Imposible.
Si tuviera que recomendar los, para mí, imprescindibles me llevaría bastante
hacerlo, porque como en toda casa, hay de todo, y DC no es una excepción, pues tiene
también su morrallita. Tendría mucho que pensar y además odio discriminar y
hacer listas, pero con seguridad los que metería serían: Batman: Año uno, El regreso
del Caballero Oscuro, El largo
Halloween, Dark Victory (estos dos últimos tienen una calidad artística y
argumental increíbles), la colección Gotham
Central, las colecciones de historias de ocho páginas en blanco y negro de
los Batman: Black and White, Silencio, Joker (de Azzarello), y, por supuesto, La broma asesina. Y me dejo algunos. O muchos. Fijo. Pero lo que no
quiero es dejar de incluir desde ya en esa pequeña lista que mantengo abierta
la puta maravilla que acabo de echarme al coleto: Batman: Caballero blanco (aunque debería titularse mejor Joker:
Caballero blanco).
Reseña completa en LyL.
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