Hay que admitir que para ser guionista de los cómics de
Batman (y cuando digo Batman en este caso me refiero a todo aquel personaje
relacionado con su vastísimo y peculiar universo) hay que tener más que
imaginación. Seguramente hay que fumar mierda de la buena. Con regularidad. Una
mierda potente que te abra todos los rincones oscuros de la mente y visualizar
caminos insospechadamente inexplorados. También puedes ir por el camino
trillado o fumar la misma mierda y que el resultado final sea un mal viaje,
porque de todo hay, y entre la fauna guionista también.
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