Es una obviedad lo que voy a decir, pero me la pela. No todos los libros son iguales. Hay libros que son para leerlos, para que te cuenten una historia, “gonita” o no; otros, y no me refiero a los libros de texto del colegio, son más didácticos (aunque es cierto que de casi todos los libros se aprende algo) y otros son meramente visuales. Los hay también dirigidos a un público adulto, a uno infantil… En fin, no voy a seguir enumerando a estas alturas de la película las diferentes categorías, que esto no es una clase de Biblioteconomía, ¡pardiez!
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