¿Imagináis un escenario en el que un virus se extiende a nivel mundial? ¿Un virus que mata, sin remedio, sin vacuna posible? ¿Una pandemia capaz de modificar las relaciones sociales y laborales, sin contacto físico, manteniendo una distancia de seguridad, poniéndote un E.P.I. cada vez que tengas que ir a la calle, desinfectándote al entrar en recintos cerrados o al volver a casa,…? No hace falta imaginar mucho, ¿verdad? Por desgracia casi todo eso lo estamos viviendo. (Lo de los E.P.I. lo vivirán –o lo habrán vivido cuando esto se publique– los pobres ciudadanos que se hayan visto forzados a ser miembros de una mesa electoral para las elecciones catalanas. Que aguantar más de doce horas enfundando en un traje condón de esos, manda huevos. Menuda sauna. Y vete al baño, y quítatelo, y cuidado con lo que tocas, y vuelve a ponértelo, y come la mierda de bocadillo que te den, y… Putos politicastros).
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