No, no, no y no. No es tan fácil, Daniel Remón, pergeñar un cuento con las once palabras que a tu sobrino, esa bolita con fiebre que piensa y pide cuentos, se le ocurran como si fueras un Moncho Borrajo pero en papel. Borrajo hacía un número parecido, pidiendo a gente del público que le soltaran a bocajarro las palabras que se les ocurriera para él, acto seguido, combinarlas bien combinadas en una canción improvisada con sentido y con sus rimas y todo. Quedaba todo muy bien hilado, ya lo creo. Exactamente como has hecho tú.
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