Autora: Olga Guirao
Editorial: Minotauro
Encuadernación: Rústica con solapas
Páginas: 224
Precio: 17 euros
Tengo que reconocer que leo poca ciencia ficción y que todo (si no recuerdo mal) lo que he leído de éste género me ha gustado. No es que sea reacio a leer obras de éste tipo sino que son más bien pocas las tramas que consiguen llamar mi atención tras leer la sinopsis y se instala en mi interior algo así como una barrera inconsciente ante la posibilidad de enfrentarme a complicadas explicaciones de conceptos físico-cuánticos, teorías espacio-temporales y otras oscuridades propias de la trama.
Dicho esto, repito que la experiencia lectora hasta ahora ha sido muy buena y que si no leo más ci-fi es por falta de tiempo y por la pila de libros y cómics pendientes que amenazan mi integridad física.
Editorial: Minotauro
Encuadernación: Rústica con solapas
Páginas: 224
Precio: 17 euros
Tengo que reconocer que leo poca ciencia ficción y que todo (si no recuerdo mal) lo que he leído de éste género me ha gustado. No es que sea reacio a leer obras de éste tipo sino que son más bien pocas las tramas que consiguen llamar mi atención tras leer la sinopsis y se instala en mi interior algo así como una barrera inconsciente ante la posibilidad de enfrentarme a complicadas explicaciones de conceptos físico-cuánticos, teorías espacio-temporales y otras oscuridades propias de la trama.
Dicho esto, repito que la experiencia lectora hasta ahora ha sido muy buena y que si no leo más ci-fi es por falta de tiempo y por la pila de libros y cómics pendientes que amenazan mi integridad física.
La llamada empieza fuerte. Empieza tan fuerte, que no puedes soltarlo. ¿Cómo vas a soltar un libro que comienza con una llamada telefónica a las dos de la mañana, cuyo interlocutor sabe que, a pesar de lo tarde de la hora no estás en la cama; que te dice exactamente lo que estás pensando en ese momento, cómo es el póster que decora tu habitación, el interior de tu nevera, y tu sentimientos en ese momento? ¿Cómo resistirse a saber quién está al otro lado? ¿Es un perturbado que te espía, de igual forma que Luis Tosar se metía en la casa de Marta Etura? Eso podría explicarlo pero… ¿cómo sabe lo que piensas ahora y lo que has pensando momentos antes de descolgar el teléfono? Y eso no es todo… Parece que sabe mucho más de ti, cosas que sólo tú mismo puedes saber…Y ese desconocido te pide que te reúnas con él dentro de una hora, en una zona en la que no pasa ni Perry porque tiene mucho que contarte…
Pues así empieza La llamada. ¿Es o no es como para no soltarlo? Pues no, claro que no. Y eso es lo que hice. Devorarlo. De una sentada. En una tarde. Porque además está escrito de una manera muy fluida, sin complejas explicaciones, sin descripciones detalladísimas de naves espaciales, ni tejido biomolecular, de aleaciones silicioiridiocarbonadas, ni de soles cerca de Orión…que no ralentizan la lectura. Porque no además, tampoco hace falta complicar nada.
(No quiero destripar nada más allá de la llamada, -en cualquier búsqueda en Google te destripan quién hace la llamada y mucho más-, porque ahí reside la mayor parte del suspense).
Otro tanto a favor es la logiquísima aparición de la religión, de Dios y otros aspectos filosóficos, encajados en el libro con acierto, sin desentonar para nada, casi como una consecución normal de los hechos narrados. Y lo bueno es que no hay debates metafísicos ni sesudas paradojas ni conceptos maníqueos…
Y así hasta mitad del libro, más o menos.
A partir de ese punto, la historia se vuelve algo cansina y tediosa. La acción sufre un parón, el interés va decayendo y ya no vuelve a recuperarse. A partir de ese punto es otra película, una parecida a Robinson Crusoe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario