Envidia. Así de claro. Uno (el quinto, creo) de los siete
pecados capitales es lo que me produce la obra de Alberto Hontoria. Porque si
ya con su primera novela, Disjecta Membra, me dejó perplejo, atónito y
extasiado con su lectura (repito: ¡primera novela!), tengo que reconocer que ha
vuelto a hacerlo con esta segunda, Euforia colectiva.
Y eso que, para ser justos, debo decir que a priori el
argumento no me llamaba. El hallazgo de un microorganismo capaz de transformar
las hortalizas de un modo extraordinario, hasta el punto de modificar la
alimentación de todo el planeta… pues así contado, la verdad, no, no me seducía
ni lo más mínimo, estando además, como estaba (y estoy) petadísimo de lecturas
atrasadas y con las Navidades acechando…
Pero como en el fondo soy un tío guay que te cagas, y como
además, un hombre tiene que hacer lo que un hombre tiene que hacer, por la
noche tiré al suelo la pila de libros de la mesilla, (ya los recogería algún
día, concretamente la mañana siguiente), y me puse con el de Alberto.
Reseña completa en LyL.
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