Hay libros que te exigen rapidez,
no prestar atención a los detalles, ir al grano y sumergirte en una buena
historia. Que te metas de lleno, que te creas todo lo que te dice sin dudar,
que devores sus páginas porque estás atrapado en ellas y seguir el único camino
que tienes, que no es sino seguir leyendo para averiguar cómo va a acabar el
drama.
Y después hay otros para leer con calma, con
paz y tranquilidad, parándote en cada palabra, sabiendo que tanto autor como
traductor han dedicado tiempo a escoger esa palabra, esa precisamente y no otra
para encajarla ahí. Libros para degustar en tu sillón favorito, con tu té y tus
galletitas o con tus ocho cajas de donuts de chocolate untados en nocilla y
acompañados de un sabroso y caliente chocolate a la taza. Libros para disfrutar
solo, sin nada que te distraiga, sin ninguna prisa. Que el mundo pare para que
puedas paladear cada frase.
Reseña completa en LyL.
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