No hay que engañarse. El personaje clave en esta novela, en
muchas en realidad, pero ahora estamos a la que estamos, es el tiempo. El
tiempo (como dice Búnbury, ni es un doctor ni cura nada y solo sana lo que no
importa ya) es el motor silencioso que puede llevarte de la espera a la
desesperación, es el actor que cambia todo y a todos poco a poco, ladinamente,
sin darte cuenta, hasta que es demasiado tarde y es, también, ese extraño que
te moldea y te cambia también a ti.
Reseña completa en LyL.
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