1- Mucho más que piratería. Aunque compartir no debería ser delito, aceptemos por un momento la definición de piratería que han creado las discográficas para defender su modelo de negocio. Megaupload es mucho más que eso: es un servidor de almacenamiento masivo, para compartir todo tipo de archivos, no sólo con copyright. Además, desde el pasado diciembre, con Megaworld, se abrían mucho las posibilidades, con nuevos servicios que permitían emitir vídeos en vivo desde tu propia casa, subir tu música a la ‘nube’ y disfrutarla en cualquier parte, etc.
2- Criminalización del almacenamiento masivo. ¿Por qué se ha detenido a los dueños y se ha cerrado toda su web? Si ofrecían un servicio de almacenamiento para cualquier usuario, no se puede cerrar todo un sistema porque haya algunos que suban archivos con copyrigth. Como mucho, habría que eliminar sólo archivos en concreto. En caso contrario, dejará de funcionar este tipo de servicios porque es imposible controlar lo que suben los millones de usuarios en internet. La solución, por ahora, es cerrarlo todo.
3- Hay otros servicios de descarga directa. Megaupload no es el único proveedor de este tipo de servicio. Existen webs como Downupload, Rapidshare, Bitshare, Filejungle, FileServe, Filepost, y un largo etcétera. Hay todo un ecosistema en pie para sustituir lo que hacía Megaupload sin grandes trastornos. A menos que… sea el primer movimiento de una larga serie de cierres. Para ello, el control sobre Internet por parte de los gobiernos, a nivel mundial, tendría que ser asfixiante.
4- Hay otras formas de intercambiar archivos. La descarga directa no es la única manera de compartir en Internet, ni si quiera la más ‘justa’ (no olvidemos que Megaupload no deja de ser una estructura controlada por unos pocos y que se llevan beneficios millonarios). Están las famosas redes P2P, con un funcionamiento horizontal, que también están en el punto de mira a pesar de que, como ya han fallado varios tribunales, se trata de una tecnología neutral, es decir, sólo es ‘mala’ si la usas ‘mal’. Pero si los gobiernos toman el mismo camino que con las descargas directas, vamos apañados. Cabe la posibilidad, aún así, de usar redes P2P encriptadas. Para acabar con ellas habría que aumentar todavía más el control sobre Internet, si es que es posible neutralizarlas. Después, como demostró el abogado David Bravo, hay métodos tan sencillos como subir un archivo con copyright a un servidor cualquiera, copiar la dirección en una hoja de googledoc pública y compartir la dirección en Internet para que todo el mundo pueda descargárselo. La Red es un mar y no se le pueden poner puertas. Si no, se lo cargan.
5- Al final, todo es dinero. Las autoridades estadounidenses cifran las pérdidas derivadas de las actividades de los acusados en 500 millones de dólares. Dada la inflación de los precios en el proceso de distribución de música y películas, está claro que lo que se quiere preservar son los beneficios de un modelo de negocio que ya no se sostiene y que se ha visto superado por una nueva tecnología, Internet. En el camino de la protección de esos ingentes beneficios, quieren robar la libertad al internauta, controlar la red hasta extremos que hoy en día no podemos ni imaginar.
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