TÍTULO: LO QUE ESCONDE TU NOMBRE
AUTOR: CLARA SÁNCHEZ
EDITORIAL: DESTINO
Págs.: 425
Precio: 20€
Realmente no sé cómo empezar esta entrada. Bueno, en realidad, sí lo sé. Comienzo a reseñar el libro - dejando en manos de aquél que aún no lo ha leído la decisión de dejarse llevar por una trama que apunta maneras - y continúo esbozando someramente partes de la trama y de sus personajes, así como del estilo.
Recomiendo, a quien aún tenga este título entre los pendientes en su lista de lectura, dos cosas. La primera, que obvie esta crítica amateur que – dentro de mis pocos conocimientos literarios – voy a publicar aquí (y en caso de que no pueda resistir su curiosidad, que no la tome demasiado en serio) y, la segunda, que – tal y como me recomendó una vez alguien de quien valoro sus consejos – espere a la inminente publicación en tamaño bolsillo, ya que no merece la pena contribuir a la buena vida de los señores de la S.G.A.E, gastándose los 20€ que yo sí vi sisados injustamente de mi cuenta.
En fin. Este Premio Nadal 2010 - sí, lo sé, precisamente que sea premiado y debido al oscurantismo que rodea siempre este tipo de certámenes literarios, es una de las razones por las que debiéramos pensar que algo fallaría – nos lo presentan como (y copio literalmente) un subyugante relato de terror sin efectos sobrenaturales, y es también, y ante todo, una absorbente novela sobre la memoria y la redención de la culpa. Sandra ha decidido retirarse a un pueblo de la costa levantina: ha dejado el trabajo y, embarazada, pasa los días intentando aplazar la decisión de qué hacer con su vida. En la playa conoce a un matrimonio de octogenarios noruegos que parecen la solución a los problemas de Sandra.
Julián, un anciano que acaba de llegar de Argentina, superviviente del campo de exterminio de Mauthausen, sigue paso a paso las idas y venidas de los noruegos. Un día Julián aborda a Sandra y le revela detalles de un pasado que a Sandra sólo le suenan por alguna película o algún documental: horrores en blanco y negro que no tienen nada que ver con ella. Aunque el relato de Julián le parece a Sandra descabellado, empezará a mirar de una forma nueva a los amigos, las palabras y los silencios de la pareja de ancianos, sin darse cuenta de que el fin de su inocencia está poniendo su vida en peligro.
Bueno, pues en esos dos párrafos anteriores se recogen todas las contradicciones de la novela.
La historia está narrada por Julián y Sandra en primera persona - lo que es un fácil recurso para que la autora pueda justificar los errores de sintaxis y el austero vocabulario, y tal y como ya hizo en su novela Presentimientos (Ed. Alfaguara, año 2008)– de manera que van alternándose sus voces varias veces en cada capítulo.
En primer lugar, es totalmente pretencioso decir que esta historia es subyugante. Partiendo de la base de que los personajes principales son un anciano exiliado a Argentina hace más de 40 años y de cuya estancia en Buenos Aires la autora no ha hecho el más mínimo esfuerzo de introducir algún giro en sus narraciones, ya que, no solo dicha estancia, sino el haber criado una hija allí, le hubieran tenido que dejar algún rastro expresivo o gramatical por mínimo que fuera y una embarazada que se va a vivir con dos extraños y que se sube en moto y salta de los árboles obviando la salud de su bebé, en una huida previsible y nada creíble, no se le puede dotar a la historia ni un ápice de dominación poderosa y violenta, como la editorial nos quiere hacer creer.
¿Y el terror? ¿Dónde está el terror…? ¿Acaso en unos ancianos que no se molestan – como tan inteligentes que se suponen así mismos, como nazis - en analizar el líquido de unas mágicas ampollas que se inyectan para…?
Yo hubiera sustituido subyugante por pesado y lineal y terror sobrenatural por literariamente terrorífico.
Por otro lado, quien haya leido algo, sólo algo, sobre esta temática, notará que es una historia que juega a ser marcada por la Historia, sin ningún éxito y cayendo en la más absoluta de las desidias narrativas.
Por cierto, ¿qué es eso de que la autora ha recibido cartas “comprometidas, intimidadoras y prepotentes” por la publicación de este libro? (véase entrevista en ABC el sábado 20 de febrero de 2010) ¿No suena un poco a marketing editorial??
Por último, y para quien haya ya leido el libro, recomiendo eche un vistazo al blog de Óscar Palazón: http://opalazon.blogspot.com/, así como la reseña de su libro El Fotógrafo: http://www.jplibros.es/el-fotografo.php, lo que no deja de resultar curioso…
En resumidas cuentas, y siempre en mi humilde opinión, se trata de una novela totalmente prescindible en la biblioteca de cualquier lector. Por lo demás, y si no os he quitado las ganas, dejo a vuestra elección el Destino de su lectura.
AUTOR: CLARA SÁNCHEZ
EDITORIAL: DESTINO
Págs.: 425
Precio: 20€
Realmente no sé cómo empezar esta entrada. Bueno, en realidad, sí lo sé. Comienzo a reseñar el libro - dejando en manos de aquél que aún no lo ha leído la decisión de dejarse llevar por una trama que apunta maneras - y continúo esbozando someramente partes de la trama y de sus personajes, así como del estilo.
Recomiendo, a quien aún tenga este título entre los pendientes en su lista de lectura, dos cosas. La primera, que obvie esta crítica amateur que – dentro de mis pocos conocimientos literarios – voy a publicar aquí (y en caso de que no pueda resistir su curiosidad, que no la tome demasiado en serio) y, la segunda, que – tal y como me recomendó una vez alguien de quien valoro sus consejos – espere a la inminente publicación en tamaño bolsillo, ya que no merece la pena contribuir a la buena vida de los señores de la S.G.A.E, gastándose los 20€ que yo sí vi sisados injustamente de mi cuenta.
En fin. Este Premio Nadal 2010 - sí, lo sé, precisamente que sea premiado y debido al oscurantismo que rodea siempre este tipo de certámenes literarios, es una de las razones por las que debiéramos pensar que algo fallaría – nos lo presentan como (y copio literalmente) un subyugante relato de terror sin efectos sobrenaturales, y es también, y ante todo, una absorbente novela sobre la memoria y la redención de la culpa. Sandra ha decidido retirarse a un pueblo de la costa levantina: ha dejado el trabajo y, embarazada, pasa los días intentando aplazar la decisión de qué hacer con su vida. En la playa conoce a un matrimonio de octogenarios noruegos que parecen la solución a los problemas de Sandra.
Julián, un anciano que acaba de llegar de Argentina, superviviente del campo de exterminio de Mauthausen, sigue paso a paso las idas y venidas de los noruegos. Un día Julián aborda a Sandra y le revela detalles de un pasado que a Sandra sólo le suenan por alguna película o algún documental: horrores en blanco y negro que no tienen nada que ver con ella. Aunque el relato de Julián le parece a Sandra descabellado, empezará a mirar de una forma nueva a los amigos, las palabras y los silencios de la pareja de ancianos, sin darse cuenta de que el fin de su inocencia está poniendo su vida en peligro.
Bueno, pues en esos dos párrafos anteriores se recogen todas las contradicciones de la novela.
La historia está narrada por Julián y Sandra en primera persona - lo que es un fácil recurso para que la autora pueda justificar los errores de sintaxis y el austero vocabulario, y tal y como ya hizo en su novela Presentimientos (Ed. Alfaguara, año 2008)– de manera que van alternándose sus voces varias veces en cada capítulo.
En primer lugar, es totalmente pretencioso decir que esta historia es subyugante. Partiendo de la base de que los personajes principales son un anciano exiliado a Argentina hace más de 40 años y de cuya estancia en Buenos Aires la autora no ha hecho el más mínimo esfuerzo de introducir algún giro en sus narraciones, ya que, no solo dicha estancia, sino el haber criado una hija allí, le hubieran tenido que dejar algún rastro expresivo o gramatical por mínimo que fuera y una embarazada que se va a vivir con dos extraños y que se sube en moto y salta de los árboles obviando la salud de su bebé, en una huida previsible y nada creíble, no se le puede dotar a la historia ni un ápice de dominación poderosa y violenta, como la editorial nos quiere hacer creer.
¿Y el terror? ¿Dónde está el terror…? ¿Acaso en unos ancianos que no se molestan – como tan inteligentes que se suponen así mismos, como nazis - en analizar el líquido de unas mágicas ampollas que se inyectan para…?
Yo hubiera sustituido subyugante por pesado y lineal y terror sobrenatural por literariamente terrorífico.
Por otro lado, quien haya leido algo, sólo algo, sobre esta temática, notará que es una historia que juega a ser marcada por la Historia, sin ningún éxito y cayendo en la más absoluta de las desidias narrativas.
Por cierto, ¿qué es eso de que la autora ha recibido cartas “comprometidas, intimidadoras y prepotentes” por la publicación de este libro? (véase entrevista en ABC el sábado 20 de febrero de 2010) ¿No suena un poco a marketing editorial??
Por último, y para quien haya ya leido el libro, recomiendo eche un vistazo al blog de Óscar Palazón: http://opalazon.blogspot.com/, así como la reseña de su libro El Fotógrafo: http://www.jplibros.es/el-fotografo.php, lo que no deja de resultar curioso…
En resumidas cuentas, y siempre en mi humilde opinión, se trata de una novela totalmente prescindible en la biblioteca de cualquier lector. Por lo demás, y si no os he quitado las ganas, dejo a vuestra elección el Destino de su lectura.
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Gracias por la (estupenda) reseña, Evidentia. Espero que sea la primera de muchas.
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