A pesar de tener una pila de libros que nunca disminuye, uno
siempre va en busca y captura de nuevos libros bien porque los de la pila ya
están “seguros”, bien porque ese no es
“su” momento.
Y así, sin siquiera buscar una lectura en concreto, me dejo
engatusar por una portada simple como lo es una rosa y más atraido aún por el
título, La dama de los muertos. Semejante elección de palabras para
titular un libro me lleva a pensar automáticamente en vampiros, en La Reina de
los condenados o incluso en el personaje Muerte, creado por Gaiman para su
Sandman. Pero nada más lejos. Semejante distinción no se refiere a ninguna
criatura de la noche ni a la figura de la guadaña sino a Brunilda Blum, la
dueña de una funeraria.
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