07 abril 2015

El príncipe Lestat

Bueno, bueno, bueno… ¡Qué alegría! ¿Cuánto hace? ¿Quince? ¿Veinte años? Dejémoslo en veinte. Veinte años, desde que cayó en mis manos el primer libro de Anne Rice, y primera parte de sus Crónicas Vampíricas, Entrevista con el vampiro. Un libro fantástico, genial y con vampiros de verdad, de los de antes de que se pusieran de moda (auque nunca dejen de estarlo) y degeneraran en telenovelas para adolescentes. Un libro que dio lugar a una película (ya nunca he podido dejar de ligar a Lestat con Cruise, a Louis con Pitt ni a Armand con Banderas) también memorable y fantásticamente rodada por Neil Jordan (quien hace un par de años volvió a los chupasangres con Byzantium, no tan redonda como Entrevista…, pero digna también dentro del género).
Si bueno fue el primer libro, los dos siguientes, Lestat, el vampiro y La reina de los condenados lo fueron también e incluso lo superaron.  De la secuela de la película mejor no hablar…

Para mí esa es la trilogía dorada de Anne Rice. Hubo más libros (El ladrón de cuerpos y Memnoch el diablo no estaban del todo mal pero ya no eran tan perfectamente redondos como los tres anteriores, tiraban más a la fantasía y se alejaban de lo “mundano”).
La Rice se dedicó también a otros géneros: disfruté muchísimo –y los recomiendo encarecidamente–  con La momia, El sirviente de los huesos, Taltos, y Las brujas de Mayfair.
Y pasó el tiempo. Ya no recuerdo si leí Vittorio, El vampiro Armand, Pandora,… pero creo que no. Empezarlos sí los empecé pero creo que no pude acabarlos y me desencanté un poco… Tal vez no eran interesantes o tal vez no estaba en ese momento en el que lector y lectura se compenetran, quién sabe, pero así fue.

Después Anne Rice empezó con los hombres lobos y más tarde se hizo religiosa/creyente/cristiana/veteasaber. No se metió a monja, simplemente en 2005 anunció que sólo escribiría sobre Jesús, y parió la trilogía del Mesías. Tan convencida estaba sobre el hecho de no volver a escribir sobre vampiros que llegó a declarar:

La reseña completa en LYL

06 abril 2015

Hombres buenos


Ya he dicho en alguna ocasión que Pérez-Reverte es santo de mi devoción. A pesar de algunos encontronazos (no pude llegar a la mitad de El Tango de la Guardia Vieja, y eso que le di dos oportunidades y que lo tenía dedicado) siempre espero con ilusión un nuevo libro del académico, pues son muchos los momentos de placer literario que me ha brindado.

Y eso es lo que he tenido en Hombres buenos. Deleite mientras leía, o más bien devoraba, las 592 páginas de las que se compone este nuevo libro de aventuras. Y sí, digo bien, de aventuras, porque a pesar de que los protagonistas sean dos miembros de la Real Academia Española, don Hermógenes Molina y don Pedro Zárate (a quién por cierto, no podía poner otra cara que no fuera la de Alonso Entrerríos, de la serie El Ministerio del Tiempo), con la misión de traerse a nuestro país un ejemplar de la prohibida (tanto en Francia como en España) Enciclopedia de D’Alembert y Diderot, el viaje de Madrid a París en aquellos tiempos de carruajes, caminos no asfaltados, bandoleros y posadas, era ya de por sí toda una odisea que podía durar semanas o meses. Si a esto añadimos una conspiración para que la misión de los dos protagonistas fracase la aventura es completa.

Reseña completa en LyL.





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