23 octubre 2013

¡Muuu!



 
Es un cliché, pero es cierto y no me cansaré de decirlo: Ser vaca no es fácil. Bueno, tal vez no sea un cliché, pero sí que es una realidad como un templo. Aunque también es cierto que es más fácil ser vaca que cerda, gallina o pollo, desde luego.
Como cierto es que, en general, los animales van a lo suyo sin meterse con nadie más de lo estrictamente necesario, y que no hay maldad en ellos.
Todos ellos tienen en común el vive y deja vivir y la búsqueda de la felicidad y hacen lo posible para ello. Pero a veces, por no decir que siempre, el camino es duro y complicado, se hace cuesta arriba y tampoco es necesario que para que la vaca que ríe sea feliz detrás esté el toro que empuja.

A la vaca Lolle se le viene el mundo encima cuando pilla in fraganti a su toro, Champion, montándoselo con Susi. Por si esto fuera poco y como las desgracias nunca vienen solas, Lolle, doblemente cornuda, se entera de que al día siguiente el ganadero va a llevar al matadero a la vacada completa para convertirla en comida para los humanos. Sí… hay días en los que es mejor no levantarse…

Más o menos así comienza ¡Muuu! Lolle tendrá que convencer a sus incrédulas amigas de que deben abandonar la granja para evitar ser hechas filetes, cosa que dudan mucho, y emprender un viaje…más allá de la valla, al fin del mundo, cerca del bosque prohibido, pues esa es la percepción que tienen del mundo. Pero convencerlas no será fácil: ¿Cómo va el ganadero a matarlas? ¿Por qué iban a querer los humanos comérselas? ¿Es que no comen hierba como ellas? (Esta parte me ha recordado un poco al libro “¿Quién se ha llevado mi queso?”, un libro de estrategia empresarial que trata de lo conveniente de vencer el miedo a los cambios).

La reseña completa en LyL.

16 octubre 2013

The Pro





El perfil del superhéroe — me acabo de enterar de que legalmente solo los personajes de DC o de Marvel, pueden llamarse superhéroes al ser esta denominación una marca registrada en EE.UU., y por eso otras editoriales usan términos como “metahumanos” o “mutantes”— ha evolucionado bastante desde su aparición. Empezaron siendo personajes masculinos y más tarde incluyeron la figura de la mujer. En ambos géneros eran encarnados por personas más o menos “decentes”, por llamarlo de alguna manera. O políticamente correctos, si se prefiere. Es igual. De lo que estoy seguro es de que ni Stan Lee, ni Bob Kane, ni Jerry Siegel, ni el burro en bicicleta que pasa por mi ventana imaginaban que algún día una puta fuera una superheroína.

Porque de eso va The Pro, —abreviatura de profesional. Madre soltera, fumadora y puta de profesión a la que un buen día el Observador (parodia de El Vigilante) decide otorgarle poderes.

Así de brutal comienza este cómic. ¿Así de brutal? No. Mucho más. En realidad, es algo aún más bestia…con nuestra pro-ta haciendo una felación…
¿Nada mal para empezar y romper los tópicos del género, eh? Pues es solo el principio. Añadámosle un cuidado lenguaje malsonante, alguna que otra teta de vez en cuando, más tacos, violencia muy muy muy exagerada, sangrienta y explícita… e incluso una lluvia dorada… Sí. Yo creo que, como cómic transgresor de superhéroes, es bastante… transgresor.

La reseña completa, aquí.

10 octubre 2013

Ortografía escolar de la lengua española




Siempre me gustó la asignatura de lengua. Recuerdo que en mis tiempos —y cuidado, que no soy tan viejo—, cuando teníamos la EGB y no ESO que tenemos ahora, hacíamos dictados. No sé si se seguirán haciendo, pero era una práctica muy educativa. El profesor o profesora cogía un libro de los suyos, de esos que indicaban “Libro del profesor” y leía lentamente las frases, repitiéndolas dos o tres veces y señalando únicamente las comas, puntos y aparte, puntos y seguido y puntos suspensivos. Me encantaban los dictados. La ortografía ha sido uno de mis puntos fuertes y eran poquísimas las faltas que cometía ya desde pequeño. Otra cosa eran (y son) las tildes. Mi bestia negra. Mi asignatura pendiente. No hay problema con las agudas, llanas, esdrújulas, sobresdrújulas y monosílabos, pero los diptongos, triptongos, hiatos… me pueden.

Por eso, cuando me ofrecieron la posibilidad de hacerme con la Ortografía escolar de la lengua española, no lo dudé. Siempre se puede aprender algo. Siempre. O despejar alguna duda o fortalecer algo ya aprendido o incluso poner a parir a los académicos con las nuevas reglas…

Reseña completa, aquí.

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