Ya tenemos de vuelta, poco ha tardado, a nuestra chica
favorita. La siempre ambigua, (unas veces heroína, la mayoría villana, pero
siempre con la percepción de la realidad alterada), nuestra pirada preferida:
Harley Quinn, la chica más pálida que la muerte desde que su pastelito la
arrojara a un tanque de lejía. Y es que el amor no entiende de
convencionalismos y cada cual es romántico como sabe o puede.
En esta ocasión las aventuras de la arlequín buenorra
comienzan cuando el recuerdo de su ex la lleva a acabar detenida por la poli, o
algo así; la veremos también siguiendo participando en las competiciones de
patinaje extremo en las que todo vale y no hay reglas para que, como en Los
inmortales, al final sólo pueda quedar uno; y además, por arte de la magia del
cómic formará equipo con la bien dotada y amnésica a la vez, Power Girl, con
quien se establece un nuevo “dúo dinámico” y se sucederán unos cuantos
chascarrillos a cuenta de la diferencia del volumen tetil de ambas.
Reseña completa en LyL.