25 septiembre 2020

Moscas

 


El misterio del cuarto amarillo, El misterioso caso de Styles, Los crímenes de la calle Morgue, o incluso cómic de Tintín El cetro de Ottokar, por citar solo unos pocos títulos de entre los cientos de ellos que podrían enumerarse, son ejemplos de una variante específica dentro del género policiaco: el del misterio del cuarto cerrado. Un misterio, normalmente un asesinato, pero también puede darse el robo o una desaparición, en el que se añade la dificultad de que el crimen ocurre en una habitación en la que es, aparentemente, imposible que suceda y salir sin ser pillado con las manos en la masa. Ahí está el encanto de este subgénero: en descubrir antes que el inspector, detective o a quien el autor asigne la tarea, quién, y sobre todo cómo, se mató (se robó, o se cometió el delito que sea) y cómo el perpetrador se evaporó en el aire.

Reseña completa en LyL.

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