Hace muy poco tiempo, leí un libro de cuentos que publicó Anagrama llamado Lo estás deseando.
Sin esperarlo, se convirtió en una de mis lecturas más sorprendentes de
este 2019. Y cuando pienso por qué, cada vez se me ocurren nuevos
motivos. Pero creo que lo más importante es que no creía que fuera a
serlo… Esperaba una lectura interesante y entretenida con la que calmar
mis noches de lectura después de días de agobiante trabajo. Y me
encontré con una novela que se salía de la norma, oscura e inquietante,
que me tuvo presa entre sus páginas hasta que la terminé, con la
sensación de necesitar más.
En este caso, me ha ocurrido algo muy parecido. Cuando empecé La comunidad,
no me esperaba encontrar una lectura oscura, misteriosa y llena de
sucesos extraños. La novela comienza como una especie de relato
costumbrista que nos presenta a sus personajes principales, personas
como tú y como yo, que viven en un piso corriente, en un barrio aún más
corriente. Y con vidas corrientes y molientes. Sin embargo, cuando
empiezan a sucederse los capítulos, descubres que cada uno de ellos
guarda muchos secretos, a cada cuál más aterrador y cruel.
Y, si
escarbas en cada uno de ellos, descubres que no son tan diferentes entre
sí. A pesar de ser personas diferentes con diferentes rumbos y
propósitos, sus caminos se cruzarán durante los acontecimientos que
ocurren durante la novela y tendrán que tomar decisiones precipitadas
para sobrevivir. Algunas de ellas, incluso, nos mostrarán sus límites
morales (a veces, inexistentes). Y esto me hizo reflexionar sobre las
apariencias, incluso en lo que ocultamos a los demás por temor a no
encajar en la sociedad (esta quizás sea una percepción totalmente
subjetiva por mi parte y estoy divagando demasiado). En los secretos que
escondemos a los demás y a nosotros mismos por miedo a que terminen
acabando con nosotros.
Al principio, estas personas me parecieron
totalmente normales, los típicos vecinos que cualquiera de nosotros
podríamos tener. Y ahí está precisamente el problema. Ninguno de
nosotros sabemos realmente cómo son nuestros vecinos. Nadie conocemos
realmente lo que ocurre de puertas para adentro. Podría ser la más
maravillosa de las personas o un asesino en serie. ¿Una joven escritora
de cuentos apenada por la muerte de su pareja? ¿O una pareja mayor que
viven también de la brujería y que pueden convertirse en asesinos? Quién
sabe…
Y creo que esto es lo que me resultó más interesante y lo
que me impidió dejar de leer durante estos cálidos días de agosto. Pero,
además, es que La comunidad se lee muy fácilmente, es
de estos libros que te lees de una sentada, con un ritmo ágil y una
prosa sencilla pero muy cuidada. Trabajada. El autor te hace sentir como
cada uno de los personajes, incluidos sus pensamientos más
irracionales, crueles y despiadados. Y ya no los sientes tan lejanos a
ti. Consigue que creas que podrían ser tus propios vecinos.
Y si a
esto le añadimos la parte paranormal, que incluye sesiones de brujería,
contacto con demonios, exorcismos… Es algo que hizo que me interesara
incluso más. Debo admitir que este punto es algo que me aterra y a la
vez me atrae cada vez más. Es lo que ocurre con el miedo: hace que se te
disparen la adrenalina, la dopamina y las endorfinas. Y, aunque nos
asusta tremendamente, también nos resulta excitante. Y creo que esto es
lo que muy bien logra Diego mediante esta novela. A mí, personalmente,
ha conseguido ponerme los pelos de punta, interesarme, hacerme
reflexionar, reír y aterrarme a partes iguales y en casi cada una de las
páginas. Así que, sí, muy recomendable La comunidad si queréis experimentar todas estas sensaciones de una sola sentada.