Reconozco que, con este cómic, la portada ha sido un
poderoso reclamo. Un auténtico imán irracional para mí. Esa mujer, con un aire
a las tahitianas de Gaugin, sujetando en el pecho, esperanzada, una carta, en
la costa, con el mar de fondo, el faro, las gaviotas… Ese color y ese dibujo
tan atrayentes…
La sinopsis no hizo sino confirmar que quería leer este
cómic.
Un cómic que a veces me recordaba a la preciosa y triste película
italiana de Tornatore, Cinema Paradiso,
aunque no sé todavía por qué, (aquí ni hay cine, ni el prota es un crío aprendiz,
ni estamos en Italia,… lo único, si apuramos, la guerra…), pero da igual; era
una sensación que no se apartó de mí durante toda la lectura y que me gustó que
así fuera.
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