21 agosto 2015

El evangelio según Loki





Ay, Loki, Loki… las lía pardas. Pero, ¿qué sería de Asgard y de las Eddas sin su aparición? Bueno, vale. Posiblemente… ¡no!, con toda seguridad no sucedería el Ragnarök (o batalla del fin del mundo) y los dioses, sobre todo Odín, vivirían más tranquilos y relajados, sí. Todos comiendo y comiendo sin fin como Obelix y bebiendo cuernos y cuernos de hidromiel, acostándose con esta y aquella y luchando entre ellos o contra gigantes por mera diversión, porque sí, porque es lo que siempre han hecho y lo que les gusta…
Pero faltaría algo. Si no existiera no habría chicha en las historias, no tendría gracia la mitología nórdica (una mitología que le da mil vueltas a la cristiana, pues es mucho, pero muuucho más entretenida). Loki es el contrapunto necesario. ¿Nos imaginamos a Batman sin el Joker? No es buen ejemplo porque anda que no tiene villanos Batman… para dar y regalar. Pero ya me entendéis.

Hasta ahora siempre hemos conocido la “versión oficial” de lo sucedido por vías ortodoxas (Eddas y Sagas), pero lo que leemos en El evangelio según Loki es, como su nombre indica, la versión de Loki.
Loki, el Embaucador, el Dios de las mentiras, el cambiaformas, el astuto, el Dios del Caos… tantos nombres para referirse a un personaje que, a pesar de vivir entre los dioses, nunca se verá plenamente integrado en su comunidad, ni querido por ellos. Pero, ¿cuántas veces ha salvado Loki la situación? ¿Cuántas veces ha sacado a los dioses de líos? Sí, es cierto que muchos de los líos los ha originado él, pero los resuelve cuando no queda otra (puede que creando otros nuevos) y, repito: ¡qué coñazo sería Asgard si no!

Reseña completa en LyL.


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