Hacía bastante tiempo que no leía literatura “juvenil”, no
por nada, no hay nada malo en esa literatura, pero, parece que a medida que
crecemos la dejamos de lado y la cambiamos por las lecturas más “acordes” con
nuestra edad. Y lo cierto es que, de no ser por la lectura juvenil, la cual
suele ir precedida por el adjetivo “infantil”, no seríamos los lectores que
somos ahora. Además, las categorías cambian con el tiempo y todo depende de un
contexto. Que yo recuerde, mis primeras lecturas fueron 20.000 leguas de viaje submarino y Miguel Strogoff, de Julio Verne, un autor que escribía tanto para
adultos como para adolescentes aunque normalmente se le considera más dentro de
los últimos.
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