¡1, 2, 3, 14! ¡Melocotonazo
al canto y vértigo! Eso es lo que es y lo que tiene este libro. Una velocidad y
un ritmo vertiginosos, brutales, que se mantienen constantes en todo momento
sin decaer para nada, sin bajar un ápice la aguja del velocímetro a lo largo de
todo el recorrido, porque si la velocidad baja, la bomba del autobús explotará…
Al principio piensas que será solo el comienzo, un principio fuerte,
arrollador, algo para atrapar al lector y tenerle ya así enganchado para el
resto del libro, que irá perdiendo fuelle, pero qué va. Círculos es un prodigio, ¡un puto prodigio!, en lo tocante al ritmo desenfrenado y es algo
que le viene muy bien al libro al ser un reflejo de la inmediatez,
interactividad y rapidez con la que disfrutamos/padecemos el intercambio de
(des)información gracias a las, ya no tan nuevas, tecnologías que nos tienen
absorbidos sin ser muchas veces conscientes de ello.
Reseña completa en LyL.
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