“–No disparen… Solo soy una puta…”
Desde luego, hay que reconocer que Fernando Marías sabe cómo
empezar un prólogo impactando. Y además, con una frase de la estupenda Nadie hablará de nosotras cuando hayamos
muerto, que viene muy a propósito de la posterior explicación del porqué de
este libro. Y es que el negro (el género, claro) no es patrimonio exclusivo
yanqui y goza de muy buena salud en nuestro país. Podemos decir que vivimos un
boom de novela negra.
Reseña completa en LyL.
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