12 octubre 2020

Un chico y su perro en el fin del mundo

 

Los apocalipsis tienden a molar. Eso ya lo sabían los antiguos, en concreto un tal San Juan que supo ver el potencial de meter en el éxito de ventas coescrito a varias manos cuatro jinetes, siete sellos, siete trompetas, mares rojos, putas babilónicas, bestias, anticristos, muerte y destrucción y muchos numeritos (666, 616) para jugar a descifrar significados ocultos para que cuando llegara Dan Brown hiciera una secuela. Todo un visionario.  Decía que los apocalipsis tienden a molar siempre y cuando no te toque vivirlos, ¿verdad, 2020? (aunque no estaría mal vivir uno de esos en los que hay poquísima gente y puedes hacer lo que te salga de las pelotas y tener toda la ciudad para ti, sin filas, sin riesgo de perder la vida, sin malas formas,… en definitiva, sin incordios de esas cosas que tienen forma de persona. Apocalipsis social. Voto por ese).

Reseña completa en LyL.

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