Han sido catorce los microrrelatos participantes en esta edición (bastantes menos que en la convocatoria anterior y de calidad también notablemente inferior) y ha habido de todo (yo no sé si las bases las lee alguien): gente que pasa de las normas de extensión (el microrrelato "¿Realidad o ficción?" se lleva la palma y ha pasado a ser ya un señor relato - y para mayor gloria de su autor ininteligible, que eso mola más y da más prestigio-); gente como Ginés Mulero, multipremiado a fuerza de enviar obras que ,pese a quedar bien claro en las bases el número máximo de originales con el que cada autor puede participar (cinco) manda veintiocho ( y esta vez cuela porque teníamos pocos microrrelatos pero la próxima, Ginés,ojito, no va a colar), faltas de ortografía a troche y moche...
No sigo porque el jurado me mira mal ya. Estos son los microrrelatos que faltaban (los ganadores no los vuelvo a poner que ya han tenido su momento de gloria):
BIENVENIDO
“Tibor Zilahy. 49 años. Guionista cinematográfico, especializado en películas de terror. Asesinó y devoró a quince personas”.
El Doctor Sevic, director del sanatorio, leyó la ficha de aquel tipo y contempló durante unos instantes sus ojos glaucos, casi transparentes, que le daban un aspecto aterrador.
-Bienvenido, Sr. Zilahy, quiero que sepa que soy un gran aficionado al cine y que aquí podrá desarrollar sus actividades sin traba alguna.
-¿Todas? - inquirió el caníbal.
El Doctor sonrió con expresión maligna al que muy pronto convertiría en su ayudante. Los pacientes de su sanatorio seguirían siendo los mejor alimentados; lástima que cada tres o cuatro meses falleciera alguno, de muerte natural, desde luego.
Napoleón Pérez Farinós. 39 años. Español
REALIDAD O FICCIÓN, ¿Y QUÉ MÁS DA?
Las noches en el psiquiátrico son muy largas. A mí, para que las horas pasen lo antes posible, me da por recordar las películas que he visto. Pero no los títulos o las imágenes más impactantes. Lo que me gusta es tratar de escudriñar mi memoria para que pasen delante de mi consciencia todos y cada uno de los fotogramas con las que fueron compuestas. Sin embargo hay veces, demasiadas quizás, que me es imposible hilar unas imágenes con otras. Simplemente, esos huecos no están allí. No consigo que la historia transcurra uniformemente. Y así pasa, claro. Que he comenzado a mezclar la realidad con la ficción. El otro día me levanté tratando de memorizar porqué los replicantes volvían a la tierra en 'Blade Runner'. Y al final, me lo dijo uno de ellos. Estaba disfrazado de vigilante jurado... allí mismo, en nuestra puerta. Me dijo que volvieron porque buscaban a su creador ¡Qué suerte tienen! Ellos saben que fueron creados por alguien; aunque no sepan quien. Yo no sé siquiera porqué estoy aquí. Bueno sí, quizás fue por aquello del rascacielos de cristal. Estuve a punto de morir allí. Aquellos tipos disparaban a matar. Pero, ahora que pienso... también puede ser por aquella trifulca en el trastero de la tienda. Me volví loco cuando tuve en mis manos la sierra mecánica ¿Por qué buscará el replicante a su creador aquí? ¿Acaso piensa que puede estar en alguna de estas salas? Si aquí solo hay locos. Quizás sea uno de ellos camuflado. Me gustaría poder ayudarles, me cae bien ése que se disfraza de vigilante. Siempre tiene una palabra amable conmigo. Lo buscan por 'cabrón', a su creador digo; por haberles creado con tantas limitaciones. Estoy con ellos en eso; si lo veo, yo lo mataré por ellos. Y de hecho... creo saber quién es. Es ése que nunca habla y se pone en aquella esquina ¿Lo veis? Allí está. Siempre está mirando esos papeles con dibujos y planos. Seguro que está diseñando nuevos replicantes con otras limitaciones. tan solo para mofarse luego de ellos. Como Dios se mofa todos los días de mi. Está noche no veré películas en mi mente. Esta noche la película soy yo. Esta noche acabaré con él. Por mí, y por todos los que hemos sido limitados... ¡por la libertad!
David Martínez Díaz 38 años Español
UN FÍSICO NUCLEAR
Aquel sanatorio de ciudad arruinada inauguró la mañana con el insolente estrépito de voces del último atrapado. Pronto, el galeno acude al llamado de quienes aseguraron que parecía traer una bomba atómica portátil. Ahí, abrazando su única pertenencia como si fuese el último tesoro del mundo, le despliega una mirada de soberbia al responderle que, de hecho, era un físico nuclear. Todos se apartan al éste descubrirles su interior y su odiosa verdad: había logrado entre hojas que saltaron, en una secuencia infinitesimal de relámpagos de lucidez, extraña de por sí, la fusión de contradictorias partículas que revisten el espíritu humano: libertad y esclavitud; dicha y dolor; átomos de perversidad que gravitan por cima de nuestra agitación perpetua. No eran fórmulas numéricas. Era la suma total de mi fallido intento por escribir.
JAIME PUYANA OSPINA
Colombiano. 34 años de edad.
EL PITILLO.
En el Hospital de Salud Mental estiró las piernas y calentó los pies desnudos
sobre el radiador; estos se prendieron. Respiró ansiosamente dando una calada
profunda a su pitillo: hasta la rodilla, todo se hizo brasa de un rojizo y
anaranjado luminoso. En las siguientes inhalaciones: hasta los muslos, las
caderas, el vientre, los brazos, el pecho, los hombros, el cuello, todo fue
haciéndose ceniza de un Ave Fénix que no resurgiría. La niebla a bocanadas, a
jirones, como visillos de humo, nublaba la tragedia. La circense cabeza del
fumador adquirió forma de boquilla seguida de una larga oruga gris. El pitillo
permaneció impertérrito.
Ginés Mulero Caparrós.
Barcelona.
SCANNER.
En un último arrebato de desesperación el Obsesivo/Compulsivo puso el pecho en
el scanner intentando encontrar el alma.
Ginés Mulero Caparrós.
LA CASA DEL CINE.
Supo entonces que la casa no estaba vacía: había, al inicio, un revoltijo
inclasificable. Fue entonces cuando El Manchego, con 16 años, volteó los
glóbulos oculares hacia dentro de sí como si fueran cámaras de súper ocho y
filmó cómo ese grupo desperdigado de personajes singulares amueblaban muy bien
la mejor de las casas: su cerebro underground. Sabiamente, nuestro genio
acrónico, fue madurando como lo hacen los grandes vinos clásicos, inventó
guiones para esos actores flotantes, los ordenó de forma aristotélica en
historias poco convencionales que lo conducirían a su primer largometraje y,
finalmente, con el éxito de un baño de multitudes, a los Oscar de Hollywood.
Ginés Mulero Caparrós.
Sin título
Para atravesar aquélla puerta solo hacía falta un pasaporte: mi demencia, y entendí que estaba habilitada para hacer uso de ella. No porque yo fuese capaz de comprender que estaba loca- de eso ya se había encargado el mundo y la condena no esgrimía reclamos- pero mi curiosidad por mirar trás esas paredes, me hizo hacer uso de aquellos derechos y allí me paré, bastante decepcionada por el espectáculo.
-¿Puedo pintar un paisaje en la pared?- le dije al aburrido director de aquel lugar.
-¿Y si no me gusta?- me respondío.
Quedé con la mente en el vacío, porque eso es lo que el esperaba, mientras le daba la espalda imaginaba qué hermosas habrían quedado aquellas paredes, pintadas por un loco.
Patricia Silbert
Nacionalidad: argentina, residente española.
LA MANCHA.
Al niño se le volcó la salsa de soja sobre el blanco mantel
impoluto del restaurante chino que estaba pared contra pared
del Sanatorio Psiquiátrico. El padre tapó la mancha con un
plato vacío y le dio un coscorrón blando, de reprimenda, como
si diera tímidamente con el picaporte de una puerta que no
quisiera que se abriera. El muchachito levantó inclinado el
plato y observó con curiosidad infantil, con ojos vivarachos,
chisporroteantes: Un diminuto Don Quijote acababa de ensillar
a Rocinante, y Sancho le miraba perplejo porque el de la
Triste Figura apuntalaba por debajo el plato retando
a "l'enfant terrible", con lo que quedaba de la misma lanza
que se enfrentó a los Molinos de Viento. El niño los aplastó
con aquel ovni blanco de porcelana Oriental y sonrió a toda la
familia mientras servían la Ensalada China y los Rollitos de
Primavera.
Ginés Mulero ...
OBSESIÓN POR LA MÁQUINAS TRAGAPERRAS.
Durante la autopsia en el Psiquiátrico, el meticuloso forense
le levantó con los pulgares al unísono los párpados: los
glóbulos oculares empezaron a dar vueltas y vueltas saliendo
premio: dos balas.
GINÉS MULERO CAPARRÓS
El chinado.
"-Hola, buenos días. Que tal la noche?
-Buenos días... Espera un momento por favor...vaya, otra vez llama el de la 15.
Mal , muy movida.
-Ala, vamos
-Otra vez ha visto al dragón señor , o esta vez eran los espíritus de los antepasados?
-Calla, no digas burradas , no nos vaya a ver la jefa.
-No ha hecho ninguna de las tomas, jodo con el señor 15.
-La culpa es tuya por no quedarte hasta que las traga.
-Venga no seas matraca, que no le entiendo nada cuando me habla y además se pone amarillo enseguida . Deberían de revisar de nuevo su caso.
-Otra vez con lo mismo! haz que se lo trague y no escupa joder ! Pues empieza bien el turno con el chino de marras......"
Fin de la transcripción de la embajada de la República Popular China.
Rubén Ruiz de Urra
1 comentario:
los aspirantes a críticos siempre os creéis más de lo que sois, pero en tu perfil no dejas lugar a dudas, eres un gañan.
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