Hoy en día parece que todo está dicho en el género de la
ciencia ficción. Los típicos viajes temporales, las naves espaciales, los
robots cada vez más minimalistas, los extraterrestres… son algo que parecen de
inclusión obligatoria en este campo. Y, sin embargo, desde el Frankenstein de Mary Shelley, por
ejemplo, el ser humano sigue inventando y asombrando con una variada gama de
tramas y temas en el que esos elementos o no se incluyen o lo hacen de una
forma realmente original (1984, Los
juegos del hambre, Fahrenheit 451,
20.000 leguas de viaje submarino, El cuento de la criada, Hijos de los hombres, Ready player one,
2001,…)
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