Hay veces que no sabes cómo
encarar una reseña o cómo clasificar un cómic o incluso ambas cosas. Veces en
las que acabas de leer algo que exige un reposo mental suficiente como para que
puedas contar a todo el mundo la puñetera ida de olla que has terminado de leer,
sin embarullarte, sin sufrir esa diarrea mental que aún desordena tu cerebro;
para que seas lo obligatoriamente convincente como para inocular a la gente las
ganas que tienes de que descubran algo que, por ser excesivamente underground, pueden llegar a perderse.
Reseña completa en LyL
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