Mola
mucho, si se hace bien, coger a los personajes de fábulas o cuentos conocidos
por todos, o casi todos, y poder reimaginarlos, resituarlos, ampliar sus
horizontes, inventarles nuevas historias y darles la oportunidad de ser
protagonistas en nuevas historias. Porque solo conocemos aquello que nos han
contado de ellos, pero queremos saber qué pasó con ellos antes, o después de
aquello por lo que les conocemos. Mola mil darles una vida nueva, que dejen de
ser parte de una gran novela coral en la que solo son protas por un breve
espacio de tiempo, enseñarles todo lo que pueden hacer, sacarlos de su bucle
repetitivo y, tal vez, prestarles un nuevo enfoque.
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