02 octubre 2018

La mala suerte




¿Será posible, la paliza que me ha hecho darme? ¡Que uno ya tiene una edad provecta para pasar estos calores, estos desplazamientos y estos dolores de espalda después de tanto buen sexo! Con lo bien que estaba yo aquí, investigando infidelidades y cuernos, casos que me resultan muy rentables, fáciles y divertidos, y aparece ella de la nada, aún no sé ni cómo, y acerca su boca A menos de cinco centímetros de mi oreja para proponerme un nuevo caso. Me susurra, como si tuviera miedo de que alguien más escuchara, un nombre, Amanda Varela, una hora y un lugar, el Comercial, y se esfuma, sin siquiera dejarme observar sus kilométricas piernas, que no son de vaca pequeña, precisamente.

Reseña completa en LyL.

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