12 junio 2019

Maltrato animal, sufrimiento humano




“Trabajo en el matadero municipal de Limoges, el más grande de Francia, donde matamos cada día, sin excepción a vacas en estado de gestación. En ocasiones esperamos a propósito hasta veinte minutos antes de abrir la vaca, para que el ternero que está listo para nacer se ahogue en el líquido amniótico. La madre ha muerto hace ya un rato, pero aún se ve cómo su vientre se remueve. Si abriésemos la bolsa y auxiliáramos al ternero, podría vivir.”

Reseña completa en LyL.

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