30 mayo 2016

Lady killer


Debo decir que en un cómic busco lo mismo que en un libro: una buena idea, una trama, un guión que esté bien llevado y que me entretenga. No compro/leo un cómic porque tenga un buen dibujo, o mejor dicho, no solo por eso; para eso ya están los sketchbooks y libros de arte. A mí tiene que ganarme lo que cuenta. Eso no impide que, si el dibujo es malo a rabiar, tanto que no puedas seguir el hilo, por muy buena historia que se intuya, el cómic se quede en la estantería de la librería.


Cuento todo esto porque con Lady Killer lo que me gustó desde el principio fue el dibujo. Lo abras por donde lo abras el dibujo te acapara. La sinopsis también estaba bien, pero el dibujo era bueno. Muy muy bueno. Y el color, la ambientación, el vestuario. Si hasta algunas viñetas, sobre todo en las que figura el padre de familia,  parecían sacadas de la cabecera animada de Embrujada. La recreación de aquellos años sesenta en yankilandia era perfecta. Tenía que ser mío y lo fue.

Reseña completa en LyL.

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