09 mayo 2016

Sarna con gusto



El año pasado tuve la enorme suerte de descubrir, con tardanza, es verdad, a un autor al que ya no voy a poder dejar de seguir y admirar, al menos en el terreno de la novela negra.
Su trilogía Versos, canciones y trocitos de carne, (tres tochazos, por cierto, como tres bibliacas) los fui ventilando uno tras otro sin descanso. Memento mori, el primero, la sorpresa, bautismo y comunión. Dies irae, la confirmación y Consummatum est, la comunión y matrimonio del lector (en particular de este que escribe) con el autor.
Esa fue la progresión sacramental, o vía crucis, de la religión que Gellida instauró con los amantes del género. Desde entonces miles de fieles son (somos)  los que esperaban una segunda venida…


Y no sé qué motivo, al enterarme por twitter hace meses de la salida de Sarna con gusto, me llevó a pensar que iba a ser un libro distinto. Más finito y que contaría algún caso de Ramiro Sancho anterior a aquel por el que se dio a conocer. Una lectura independiente. Ojo, que me hubiera dado igual que así hubiera sido, que reencontrarte con Ramiro Sancho y sus refranes cínicos y agridulces ya es suficiente motivo de alegría, pero habría sido como hacer un kit kat en un momento en el que lo que apetecía era más caña,  más madera.

Reseña completa en LyL

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