El rabillo del ojo. Sí, lo sé. Lo sé bien. Y vosotros
también. No todos. Solo algunos de vosotros. Otros no sois conscientes o, lo
que es peor, lo evitáis como si así fuera a desaparecer el problema. Pero no
desaparece. Sigue ahí. Y siempre seguirá, mientras tengáis un mínimo de cordura
en vuestro cerebro. Todo un mundo de oscuridad a la distancia del rabillo del
ojo. Ahí se esconden ellos, y El Torres (degradado no sé muy bien porque
fuerzas, también oscuras, de Facebook a Juan Torres) los conoce muy bien. A
ellos y a la oscuridad.
Reseña completa en LyL.
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