Desde pequeño me gusta Thor. Y no sé por qué razón, pues
hasta que no fui mucho más mayor (pero mucho mucho más) no leí ningún cómic, ni
dibujos animados ni nada del icónico personaje de Marvel. Ni siquiera veía la
serie de Vicky, el vikingo. Puede que
viera alguna figura del dios del martillo, de esas de antes, de las de plástico
oloroso, no las “action figure”, articuladas de ahora, que son otro mundo
aparte. Lo cierto es que en la universidad, cuando Internet comenzaba a rular y
el correo electrónico era aún desconocido, mi primera cuenta de correo era
“martillodethor-arroba-la-plataforma-que-fuera-en-aquel-momento”, y seguía sin
haber leído nada del hijo de Odín. No sé. Thor se metió en mi cabeza no sé cómo
y ahí sigue todavía, pero ahora sigue porque soy yo quien lo quiere
conscientemente ahí dentro.
Reseña completa en LyL.
No hay comentarios:
Publicar un comentario