Hace poco más de dos años me llevé una grata sorpresa al
enterarme de que la Rice volvía por sus fueros. Volvía al género que mejor
domina y la encumbró: a los vampiros. A SUS vampiros. A ese tipo de vampiros de
los buenos, no a los de la última hornada crepuscular. A Lestat, Louis, Marius
y todos esos seres oscuros con nombres extraños y a la vez tan de mi gusto… No
me lo esperaba y, aunque nunca han quedado relegados a mi olvido interior, si
habían quedado algo marginados por otras lecturas, flotando en mi interior,
como Amel en el cerebro de Lestat.
La reseña completa en LyL.
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