No soy mucho de poesía. Más bien nada. Tal vez debería
remediarlo. O tal vez no. Pero sí soy de escuchar a Nacho Vegas. A él le amo
porque “es liberal”. Y porque su música, en conjunto con sus letras, (tan poco
convencionales, tan realistas y a la vez tan directas) y su peculiar voz (¿qué
decir de esa voz? Mejor que lo diga Sidonie: “mucha pose y poca voz”. O no, tal
vez tampoco, tal vez solo lo digo por meter la frase) que solo pueden atrapar a
quien lo escuche.
Conocí a Nacho Vegas gracias a Búnbury. No “gracias a él”, sino
al excelente El tiempo de las cerezas
en el que estos dos fieras de la música compartían y alternaban protagonismo. Ahí fue cuando me dijo que había dos noticias: una era mala
y la otra peor.
Reseña completa en LyL.
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